Sanación Evolutiva

¿Dónde esta el manual de usuario?

En nuestra agitada vida cotidiana, nos vemos sumergidos o atrapados por responsabilidades y compromisos que nos arrebatan de la vida misma, no dejándonos pensar, ni prestarnos atención como seres “existientes” . El torbellino de ideas y pensamientos incesantes nos agobia cada día, llenándonos de estrés y preocupaciones.

El acto de decidir sobre ciertos aspectos de nuestra vida tales como; que vestir, comer, visitar, etc. Nos deja la sensación de que tenemos el control absoluto sobre nuestra mente y que somos dueño de ella.

Pero me nace las interrogantes de si ¿realmente tenemos el control sobre ella?. si es así, ¿Por qué somos tan inoperantes en el manejo de nuestras emociones y sentimientos? ¿Por qué cometemos tantos yerros en nuestras relaciones complicándonos la vida? ¿Por qué tenemos tantas dificultades para nuestros aprendizajes y desempeños laborales? ¿Por qué tenemos tantas guerras y genocidios? ¿Por qué nos autodestruimos, nos alienamos, nos depredamos?

Pareciera ser que la respuesta a todo esto es compleja, pero desde mi perspectiva, no lo es tanto.

Tenemos un concepto claro de que cada vez que compramos un aparato moderno de cierta complejidad, debe venir adjunto al menos el “manual de usuario”, (y aunque muchas veces nadie lo lee), cuando ya se agota la paciencia al ver que lo que hacemos no funciona, recurrimos al famoso manual que nos indica los procedimientos, precauciones y el modo de utilizar dicho complejo aparato de una manera óptima.

Si homologamos ese complejo aparato a nosotros mismos, veremos que en realidad somos uno de los diseños más complejos de la existencia y no contamos con el famoso “manual de usuario”, que nos permita manejar este complejo vehículo en la excelencia que este necesita.

¿Cuándo hay que hacerle mantención a la musculatura y a los huesos? ¿En qué momento y como debemos limpiar y mantener nuestros hígados, riñones, páncreas? ¿Cómo manejar nuestras emociones y sentimientos negativos para no desestructurar nuestros órganos vitales?, etc.

Usamos nuestro cuerpo como si fuéramos de acero, usamos nuestra mente como si tuviéramos el control de ella y vamos justificando cada acto de desacierto culpando a los demás.

¿Dónde está el manual que nos enseña cómo prevenir, cuidar y hacernos responsables de este maravilloso fuerte y frágil diseño del creador?

¿Dónde está el manual que nos enseña cómo cuidar y manejar los más de 600 músculos y más de 200 huesos de nuestro cuerpo? ¿Los más de 600 kilómetros que componen nuestro sistema circulatorio y el casi trillón de neuronas que componen nuestro cerebro?

Sin duda, esta máquina en la cual viajamos, posee números realmente impresionantes y somos en general, totalmente ignorantes de ellos. Y lamentablemente en esta ignorancia está basada toda nuestra cotidianeidad. Una ignorancia que deteriora nuestra calidad de vida en general y que no solo ha postergado nuestra iluminación y crecimiento, si no, además, nos encamina hacia nuestra propia auto destrucción.

No sé, en qué grado estos pequeños artículos pueden ayudar a superar este oscurantismo moderno. Pero de que en algo ayudará, confío plenamente.

No soy experto en nada. Solo soy un inquietos Ser Humano que se hace muchas preguntas y que trata de encontrar respuestas a sus propias limitantes.

Los invito a recorrer este diseño maravilloso del que somos parte, con la esperanza de que nos comprendamos cada día más y nos comprometamos a alcanzar, todo lo mejor que merecemos.

Guillermo Delgado

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El camino hacia la felicidad

Una amiga me preguntaba ¿cuál es el camino para poder cultivar nuestra felicidad? Creo- le dije- “que caminos hay muchos, o más bien, muchas estrategias para poder hacer de la felicidad un estado lo más permanente posible.

En ese sentido, Budha nos mostraba el camino de la simplicidad y el desapego, y de cierta forma, la ansiedad que generamos por tener cosas y después el temor de perderlas, sin duda, esto, nos generan mucha frustración, ansiedad y miedos.

Entender la naturaleza y lo inevitable de nuestra muerte y la de nuestros seres queridos, nos lleva por un lado, a vivir con mayor serenidad respecto al tema. Y por otro lado, nos hace tomar conciencia de la importancia de aprovechar nuestra vida y a nuestros seres queridos, para vivirlos con mayor gozo y alegría.

El otro gran maestro, JESÚS, Nos enseñaba el camino de la paz y el amor. Y esto no solo tiene que ver con un tema espiritual, si no también, físico, ya que, las personas deterioran su salud cuando se conectan de manera reiterada con sus emociones negativas. Tomemos como ejemplo; la ira, la pena, la angustia, el rencor, son todas emociones que generalmente nos llevan frente a un psicólogo, neurólogo o un médico.

No hay duda, que el estado del AMOR es la máxima aspiración de nuestra vida y muy difícil de alcanzar. Pero pocas personas le asignan un valor al concepto de la paz.

LA PAZ INTERIOR, es la puerta hacia todas nuestras vibraciones positivas. Es la puerta que nos lleva desde el MAL hacia el BIEN, desde la OSCURIDAD a la LUZ.


Cuando hay rencor en el corazón, se debe alcanzar primero la PAZ INTERIOR, para decir que ha comenzado a sanar la vida. Desde ahí recién el ser humano se puede mover hacia el PERDÓN. Cuando tenemos miedo, debemos alcanzar la paz interior para deshacernos de todas las malas sensaciones físicas provocada por las angustias e inseguridades que este nos provoca. Solo una vez que somos capaces de alcanzar la paz interior, podemos movernos hacia un estado de gozo y tranquilidad.
Con todo esto quiero señalar, que en la medida que seamos capaces de vivir la mayoría de nuestras EXPERIENCIAS DIFÍCILES, en un estado de PAZ INTERIOR, estaremos demostrando nuestro nivel de madurez, crecimiento o evolución personal.

SI CADA MINUTO DE NUESTRA VIDA, LO VIVIMOS CON SIMPLICIDAD Y TRATANDO DE VIVIR EN PAZ CON TODO Y CON TODOS, creo que estaremos despejando el camino hacia nuestra felicidad”.

Guillermo Degado

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En busca de la esencia

La curiosidad innata del ser humano, por saber qué papel cumple en este plano llamado tierra, le ha llevado a estar escudriñando, tanto, en su entorno, como en su propio ser, las pistas que le permitan encontrar el sentido de su devenir en este planeta.

Por una parte, su mirada vuelta hacia los astros, le ha llevado a desarrollar un profundo interés por aquello, que está más allá, de su espacio circundante. Por otro lado, también, le ha nacido la curiosidad, por conocer, lo que habita en su mundo interior, desde la perspectiva de su cuerpo físico.

En este proceso, algunos han seguido cada una de estas líneas de manera independiente, y pocas veces, han existido trabajos, que intenten considerar nuestra humanidad, desde la perspectiva integral que somos.

Hoy por hoy, hemos llegado a un punto en que se acepta con mayor facilidad, la posibilidad de que somos seres constituidos, no sólo por componentes físicos, sino además, por múltiples niveles, que comprenden además, campos energéticos y otros planos de existencia.

Como especie, hemos adquirido un desarrollo y dominio de tecnologías, que nos ha permitido acelerar y ampliar, enormemente, el conocimiento sobre el mundo material que nos rodea, y más aún, salir de nuestro planeta, para explorar espacios cósmicos, que están mucho más allá de nuestro hábitat.

Pero a pesar de todas estas tecnologías e inquietudes, hay un espacio inmensamente significativo, para nosotros como especie, el cual, aún se resiste a revelar sus secretos, y este es,… la mente.

En este sentido, al homologar la mente con el cerebro, han puesto un límite infranqueable para el verdadero conocimiento de lo que realmente somos. Es como pretender conocer al conductor, con la cabeza metida en el motor del vehículo, desconociendo la fuente misma de lo que somos.

Cada una de las experiencias humanas, ha sido registrada, de acuerdo a las pautas y protocolos que la mente posee para su actuar. Existimos, no porque tengamos un cuerpo vivo, sino porque poseemos una mente y una conciencia. De hecho, todo aquello que no ha entrado en el campo de conocimiento de nuestra mente, es el campo de lo ignorado y desconocido para nosotros. Conocemos por la mente, existimos solo por la mente, tal, como dijera Hermes Trimegisto, varios siglos atrás; “SOMOS MENTE”.

Al pretender los científicos, circunscribirla al ámbito del cerebro, la restringen solo a su aspecto mecánico, perdiendo con ello, el aspecto más significativo de su potencial.

Todos aquellos poderes y habilidades sobresalientes, que haya alguna vez, expresado algún ser humano, están en el potencial de cada Ser de este planeta. Poseemos la semilla de la divinidad, la cual, logra de tiempo en tiempo, vencer los paradigmas de las limitaciones, para mostrarnos la belleza, la gracia y la excelencia que habita en nuestro ser.

Guillermo Delgado

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